7. Galería del Salón de Banquetes

Banqueting Room Gallery of Royal Pavilion

Transcripción

Depués de la cena, las damas se retiraban a un salón aparte, dejando a los hombres solos para beber y hablar de política. En comparación con la deslumbrante exuberancia del Salón de Banquetes, la Galería del Salón de Banquetes, donde se encuentra usted ahora, era más sosegada y sobria.

Los hombres se unían a las mujeres un poco más tarde, y la velada seguía con juegos de cartas, música o baile. Jorge era muy sociable, y prefería la conversación a las cartas, aunque le complacía que otros jugaran. A veces llegaban más invitados para incorporarse a la fiesta y, más tarde, en torno a las once, se servía un refrigerio en esta estancia o en otros salones.

Jorge era un animal nocturno, y las fiestas a menudo se prolongaban hasta las dos o las tres de la madrugada. Al día siguiente los invitados podían desayunar en sus aposentos o bien compartir una comida en la Galería Sur, en la planta superior, en que el Secretario Privado de Su Majestad actuaba como anfitrión. Jorge solía levantarse tarde y quedarse en sus aposentos, para luego dedicar la mañana a una de sus grandes pasiones: montar a caballo.

Los muebles de esta estancia no son los originales, pero incluyen un juego de la época realizado en torno a 1810 para John Fish. Fish, que había amasado una gran fortuna con una fábrica de pólvora, se convirtió en un generoso mecenas de las artes.

El mobiliario que ve aquí se conoce como Dolphin suite, o «Juego del Delfín». Presenta motivos marítimos, que constituyen un guiño al apellido de la familia: Fish, «pez». Pero al mismo tiempo conmemoran las victorias navales de Gran Bretaña bajo el mando del almirante Nelson, en la Batalla del Nilo, de 1798, y en la Batalla de Trafalgar, de 1805.

Para saber más sobre las mujeres en la vida de Jorge marque el número 701.

Cuando lo desee, pase al Gran Salón y pulse el número 8.

Las mujeres en la vida de Jorge

Caricature print showing George IV tossed in the air by Caroline of Brunswick and former mistresses, 1820

Los padres de Jorge no se conocieron hasta el día de su boda. Sin embargo, el matrimonio fue feliz, a diferencia del matrimonio de Jorge, que tuvo lugar en circunstancias similares. Dada la difícil relación de Jorge con su padre, no es de extrañar que la relación con su madre resultara compleja. Durante toda su vida ella se encontró divida entre su esposo y su hijo. Más adelante, la relación entre madre e hijo mejoró y, aunque Jorge nunca le demostró el afecto que tal vez ella merecía, acabaron teniendo una relación bastante cercana. Jorge estuvo junto a su madre cuando ella falleció, y quedó profundamente afectado por su muerte.

El gran amor en la vida de Jorge fue María Fitzherbert, cuyo nombre de soltera era Mary Ann Smyth. María era seis años mayor que Jorge y no solo ya había estado casada dos veces —y ambas había enviudado—, sino que era católica. Era encantadora y elegante y, aunque no era especialmente atractiva, se dice que caía bien a todo aquel que la conocía. El príncipe estaba encandilado con ella. Pero María se negó a convertirse en su amante. Así que, con cierta dificultad, Jorge finalmente la convenció de que se casara con él, y en 1785 organizó una boda clandestina. Su boda era un secreto a voces, especialmente en Brighton, donde Jorge pasaba gran parte de su tiempo en su compañía.

Hacia 1788, sin embargo, la relación empezó a enfriarse, aunque continuó hasta 1794, cuando Lady Jersey se convirtió en la amante del príncipe. Más adelante tuvo lugar una breve reconciliación, pese a que Jorge siguió disfrutando de una amante tras otra.

Dado el amor que Jorge profesaba a María Fitzhérbert, y a sus demás amantes, era inevitable que su matrimonio oficial con la princesa Carolina fracasara.

En 1814 la princesa Carolina se fue a vivir al extranjero, donde, según los rumores, tuvo una relación amorosa con uno de sus sirvientes. Esto propició otra investigación salaz en su vida privada. Para entonces, Jorge había roto todo contacto con su esposa, que solo por casualidad se enteró de la devastadora noticia de la muerte de su hija en pleno parto, en 1817. Cuando Jorge accedió al trono en 1820, Carolina regresó a Inglaterra. Al año siguiente, le impidieron por la fuerza la entrada a la ceremonia de coronación. Falleció unas semanas más tarde.

Elizabeth, marquesa de Conyngham, fue la última amante de Jorge 4º. Ejercía una gran influencia en Jorge y se la conocía como la Virreina. Adquirió mala fama por recibir espléndidos regalos del rey y por alentarlo a hacer regalos a su hija. Gracias a su influencia, su esposo fue nombrado Lord Steward, un importante cargo en la Casa Real. La princesa Lieven escribió sobre ella:

«No tiene ni la más mínima idea en la cabeza, ni nada que decir a su favor; no tiene nada salvo una mano con la que aceptar perlas y diamantes, y un enorme balcón donde lucirlos».

La marquesa murió a los 91 años, en 1861.