9. Galería del Salón de Música

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Imagen histórica

Transcripción

La Galería del Salón de Música, como la Galería del Salón de Banquetes, era una estancia más sobria y menos exuberante que se utilizaba para conversar, para acoger pequeños recitales de música o incluso bailes. Para bailar, ya fuera aquí o en el Salón de Música, se retiraba la alfombra y se marcaban las posiciones de baile en el suelo con tiza.

A Jorge le encantaba celebrar fiestas y recibir invitados y, sobre todo, le gustaban las mujeres. A lo largo de su vida tuvo muchas amantes y queridas. Su primer gran amor fue María Fitzherbert. María era católica, y había enviudado dos veces. Jorge sabía que el rey nunca le permitiría casarse con ella, así que en 1785 se casaron en secreto. La boda fue declarada ilegal por el Parlamento, por lo que Jorge tuvo que encontrar a una esposa protestante que le diera un heredero legítimo.

Muy en contra de su voluntad, en 1795 Jorge accedió por fin a casarse, con la condición de que el Parlamento pagara sus deudas. Se decidió por la princesa Carolina de Brunswick como futura esposa. Jorge no la conocía y resultó ser una muy mala elección. La princesa Carolina era muy enérgica y terca y no se sentía demasiado atraída por Jorge, del que había visto solo un retrato en miniatura antes de acceder a casarse con él. Los retratos de la época muestran a Jorge como a un joven de aspecto saludable, aunque, en verdad, ya estaba muy gordo, un hecho que comentaban muchos de sus contemporáneos en sus cartas y diarios privados. Por su parte, Jorge encontraba a Carolina irritante, maleducada y carente de elegancia.

La relación pronto se deterioró, hasta el punto de que Jorge no podía soportar estar en la misma estancia que su esposa. Tan pronto como nació su hija Carlota, nueve meses después de la boda, Jorge hizo todo lo posible para evitarla. Ni siquiera permitió a su esposa criar a su hija, que fue criada por las damas de honor de Carolina e instruida por una serie de tutores de avanzada edad. Sin embargo, el padre de Jorge, Jorge 3º, sentía afecto por Carolina. Aunque la presencia del príncipe no le resultaba grata, el Rey a menudo invitaba a Carolina a pasar unos días en el Castillo de Windsor.