6. Salón de Banquetes – Lado este

Banqueting Room of Royal Pavilion

Imagen histórica

Nash view of Banqueting Room, 1826.

Transcripción

La cena empezaba a las seis en punto y duraba varias horas. Solía consistir en docenas de platos, varios de ellos servidos a la vez, como explica David Beevers:

Es lo que se llamaba «servicio a la francesa»; había un servicio a la francesa y un servicio a la rusa.. El servicio a la rusa es más o menos el que se utiliza hoy en las cenas formales, en que un camarero trae cada plato a los comensales. En el servicio a la francesa, los platos se disponían sobre la mesa y los comensales se servían a sí mismos y a sus vecinos, y podía haber tres o cuatro platos a la vez sobre la mesa. La mesa estaba repleta de bandejas y de comida y había una constante actividad.

A finales del siglo 18, era costumbre que los caballeros se sentaran a un lado de la mesa y las damas al otro, con el orden determinado según el rango. Pero el rey Jorge prefería una distribución diferente, también importada de Francia, como sus chefs: sentar a hombres y mujeres juntos. Esto implicaba un mayor contacto entre los sexos, con el coqueteo correspondiente. Para el monarca, significaba que podía sentarse con quienquiera que fuese su favorita del momento. Además, en lugar de quedar aislado en la cabecera de la mesa, Jorge se sentaba en la parte central, donde podía estar en el centro de todo cuanto acontecía: ser el alma de la fiesta.

Recuerde que si tiene preguntas sobre este salón puede hacérselas a nuestro personal.

Después de Jorge – El Salón de Banquetes vacío

Jorge no fue el único monarca asociado con el Pabellón. Tras su muerte, su hermano Guillermo 4º solía alojarse aquí, como haría también la sobrina de ambos, la reina Victoria. Pero Victoria descubrió que el pabellón era poco práctico para su joven y extensa familia, por lo que decidió vender el edificio. Ante la posibilidad de que pudiera ser demolido, se retiró del pabellón absolutamente todo cuanto pudiera trasladarse, incluidos cuadros, arañas y nada menos que 40 chimeneas. Afortunadamente, la reina no supo qué hacer con tantos objetos y elementos decorativos. Mientras que algunos están expuestos en el Palacio de Buckingham, muchos fueron devueltos al Pabellón en la década de 1860, después de que la ciudad de Brighton comprara el edificio. Entre los objetos devueltos estaba la araña del dragón, que seguía aún en las mismas cajas en que se había embalado. El hombre que convenció a la reina Victoria para que devolviese los objetos fue Francis de Vaal, el primer conservador del Pabellón. Si se fija en el panel que hay a la izquierda de la última ventana de la derecha, podrá ver su rostro, que fue pintado en el cuerpo de una figura china en la década de 1860.

Lamentablemente, uno de los objetos que se perdieron fue la magnífica alfombra de Axminster, diseñada por Robert Jones. Era una de las alfombras más grandes jamás realizadas y sin duda debió de contribuir a la opulencia del salón. Puede verla en el cuadro de 1826 que muestra este salón, una de las pinturas publicadas en el libro Vistas del Pabellón Real, de John Nash. Para saber más sobre la luz y el color en el Salón de Banquetes, marque el número 602. Cuando lo desee, pase a la siguiente estancia y pulse el número 7.

Lumières et couleurs

David Beevers :

La iluminación jugaba un papel muy importante en este edificio. Hasta hace muy poco, se creía que había sido uno de los primeros edificios iluminados con lámparas de gas, pero ahora sabemos que no era así. Estaba iluminado con lámparas de gas, pero en el exterior, en el tejado. Si se fija, en este salón podrá ver unas ventanas que forman lo que se denomina un “claristorio”, y en el exterior de estas ventanas había lámparas de gas, de modo que la luz entraba en el salón. La araña central funcionaba con lámparas de aceite, y luego estaban estas lámparas de pie llamadas torchères, complementadas con los candelabros de la mesa. En el lado opuesto a las ventanas podrá ver objetos de plata dorada. No es oro macizo, sino plata con una capa de oro. Y también hay objetos de plata dorada en la mesa. Estos objetos reflejaban y creaban destellos de luz. En las paredes hay pinturas murales con escenas chinas. La que está en el centro, al otro lado de las ventanas, representa a una novia china, y fue pintada por Robert Jones en 1817. También son de Jones las largas y estrechas escenas chinas que cubren las paredes. El resto de murales son versiones victorianas de los originales.